21 de junio de 2011

En el claro de la luna

Era una noche de verano, en la que la luna se dibujaba brillante sobre el mar... el viento soplaba y las olas del mar danzaban a su compás.

Ella, con su vestido blanco enmarcando su figura, caminaba por la playa con sus pies descalzos mietras las olas del mar los acariciaban suavemente, y su pelo, largo hasta la cintura, se divertía con el viento que, coqueto, jugaba con cada uno de sus cabellos.

Él,caminaba paciente detrás de ella mirándola con adoración, aguardando en silencio, contemplando cada uno de sus movimientos y siguiendo una a una sus huellas en la blanca arena... estaba esperando que ella volteara y pudiera verlo, esperaba poder hablarle y tocar su corazón.

Ella, entre pensativa y coqueta sintió su presencia, sentió un corazón cercano... y con una sensual mirada, bañada de claro de luna, lo invitó a acercarse, a seguir, a soñar...

Él, con su torso desnudo, su pantalón remangado y sus pies descalzos la siguió... quería hablarle, preguntarle... conversar... pero al intentar pronunciar palabra alguna, ella desapareció dejando solo un dulce aroma en el aire.

Quedó solo, parado bajo el reflejo de la luna, aguardando... soñando volverla a ver...

Cuentan las historias de aquella playa, que aquel marinero espera, noche a noche, a su sirena encantada convertida en mujer que una vez encalló allí... aquella que una noche de luna llena robó sus sueños y su corazón...


"No sé que hará, ni si vendrá... Mas yo la espero" Nino Bravo.

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