16 de noviembre de 2011

Como las olas del mar

Hasta esa playa de su cuerpo ella había llegado una noche sin planearlo... pero, como las olas, llegaba a acariciarlo y luego, esquiva, se iba una y otra vez. En cada encuentro, él trataba de entrelazarla fuerte entre sus brazos, pero como agua, se desvanecía juguetona entre sus dedos.

Cada vez era igual, ella venía a besar su cuerpo y él acariciaba su piel, se fundían por un segundo para luego volver a empezar... Ella venía y se iba, él la besaba y la contemplaba extasiado intentando retenerla, pero un día, con el ir y venir, comprendió que entre el vaivén de cada ola, ella moría en sus playas para nacer de nuevo.

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